La esperada nueva versión de la obra adaptada y
dirigida por Jorge Paccini, tiene su mayor virtud en un brillante elenco
masculino para narrar las desavenencias entre las integrantes de un
grupo musical de mujeres y se perfila como un gran éxito, en el teatro
La Comedia.
Lo cierto es que en este caso las mujeres no son mujeres y apenas simulan tocar los instrumentos que tienen en sus manos, como al parecer sucedía en muchos casos, pero el encuentro del grupo da motivo a no pocas carcajadas.
Con una contrabajista y directora francamente prusiana a cargo de Núñez, que suele tener graciosas equivocaciones vocales, pero debe someterse sin embargo a un invisible patrón del antro, el grupo es un nido de cotorras donde se establecen dúos temáticos bien localizados.
Es así que una solterona con ínfulas y una madre gagá (Jordán) discute con una mujer apasionada y sin límites sobre la relación con los hombres (March) y la flautista (Paccini) escucha las inverosímiles confesiones de una esposa maltratada (Larrese), una cantante frustrada y ahora chelista (Gonzalo) lucha contra el alcoholismo de su amante pianista (Nieva), casado con una moribunda y también codiciado sexualmente por la directora.
El conjunto da para una diversión asegurada porque, aparte del texto, la condición varonil de los intérpretes hace lugar a ciertas licencias del teatro popular -como saludar a cada entrada y esperar el aplauso para alardear de sus caracterizaciones-, pero tiene el changüí de que por la autenticidad de las composiciones el espectador olvide que debajo del vestuario y los maquillajes haya los cuerpos que hay.
Si bien se habla de "neogrotesco" para caracterizar a la pieza, que tiene un vuelco dramático hacia el final -con características que cada uno podrá calificar-, "Orquesta de señoritas" es un producto absolutamente alejado de la producción de Jean Anouilh.
Pese a su fama, el dramaturgo salía de su casa familiar sólo para dirigir algunas de sus obras, que él mismo había calificado como "rosas", "burlescas", "brillantes", "negras" y "de distracción" y en una época tuvieron resonancia en escenarios locales, como la inicial "Pasajero sin equipaje", "La invitación al castillo", su adaptación de "Antígona" y "Beckett, el honor de Dios".
Lejos de la delicadeza de "La alondra" o el sublime patetismo de "Ardèle o la margarita", esta "Orquesta..." de 1962 se vuelca a conquistar a un público parisino más amplio, menos exigente, voluntad que el fecundo Anouilh sació con holgura, sin por eso olvidar otros compromisos en su producción posterior.
La particularidad argentina data de 1974, cuando el recordado director Jorge Petraglia ideó travestir a sus intérpretes varones y dotar a la obra de una ambigüedad que en aquellos años todavía tenía un perfil atrevido, que debió enfrentar no pocos prejuicios.
En aquel elenco estaban Hugo Caprera, Alberto Busaid, Santiago Doria, Alberto Fernández de Rosa, Esteban Peláez, Carlos Marchi y Zelmar Gueñol y el éxito fue tal que trascendió la escena porteña, se desparramó por provincias, se dio en veranos marplatenses y viajó por América y España hasta 1981, con el mismo equipo.
Entre otras, hubo una versión con modificaciones en 2001 dirigida por Manuel González Gil, donde ya estaban Paccini y Gonzalo, pero la actual se halla más cerca de la primera, incluida la canción original de María Elena Walsh y Chico Novarro.
Con una escenografía muy funcional de Patricio Gonzalo y Daniel Cinelli y un formidable vestuario de Paula Molina, que no sólo atiende a la época de la acción sino que resalta las características de cada personaje, tiene en Paccini un director atento y ejemplarmente modesto en la elección de su criatura, que pasa de lo secundario a momentos de abierta hilaridad.
El elenco de siete varones ofrece pasajes para que cada cual se luzca como mejor sabe hacerlo -incluso aquéllos que mayormente brillan en el drama-, pero hay quienes se lucen más que otros y sería injusto establecer aquí una escala: el espectador está en las mejores condiciones para descubrir esos destellos.
"Orquesta de señoritas" se ofrece en el teatro La Comedia, Rodríguez Peña 1062, lunes y martes a las 21.
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