La esperada nueva versión de la obra adaptada y
dirigida por Jorge Paccini, tiene su mayor virtud en un brillante elenco
masculino para narrar las desavenencias entre las integrantes de un
grupo musical de mujeres y se perfila como un gran éxito, en el teatro
La Comedia.
Con actuaciones de Norberto Gonzalo
(chelo), Edgardo Nieva (piano, el único varón), Jorge Paccini (flauta),
Miguel Jordán, Carlos March y Ernesto Larrese (violines) y Osmar Nuñez
(contrabajo), ubica su acción en algún salón parisino de posguerra en
épocas en que esas agrupaciones melódicas estaban en boga.
Lo cierto es que en este caso las mujeres no son mujeres y apenas
simulan tocar los instrumentos que tienen en sus manos, como al parecer
sucedía en muchos casos, pero el encuentro del grupo da motivo a no
pocas carcajadas.
Con una contrabajista y directora francamente prusiana a cargo de Núñez,
que suele tener graciosas equivocaciones vocales, pero debe someterse
sin embargo a un invisible patrón del antro, el grupo es un nido de
cotorras donde se establecen dúos temáticos bien localizados.
Es así que una solterona con ínfulas y una madre gagá (Jordán) discute
con una mujer apasionada y sin límites sobre la relación con los hombres
(March) y la flautista (Paccini) escucha las inverosímiles confesiones
de una esposa maltratada (Larrese), una cantante frustrada y ahora
chelista (Gonzalo) lucha contra el alcoholismo de su amante pianista
(Nieva), casado con una moribunda y también codiciado sexualmente por la
directora.
El conjunto da para una diversión asegurada porque, aparte del texto, la
condición varonil de los intérpretes hace lugar a ciertas licencias del
teatro popular -como saludar a cada entrada y esperar el aplauso para
alardear de sus caracterizaciones-, pero tiene el changüí de que por la
autenticidad de las composiciones el espectador olvide que debajo del
vestuario y los maquillajes haya los cuerpos que hay.
Si bien se habla de "neogrotesco" para caracterizar a la pieza, que
tiene un vuelco dramático hacia el final -con características que cada
uno podrá calificar-, "Orquesta de señoritas" es un producto
absolutamente alejado de la producción de Jean Anouilh.
Pese a su fama, el dramaturgo salía de su casa familiar sólo para
dirigir algunas de sus obras, que él mismo había calificado como
"rosas", "burlescas", "brillantes", "negras" y "de distracción" y en una
época tuvieron resonancia en escenarios locales, como la inicial
"Pasajero sin equipaje", "La invitación al castillo", su adaptación de
"Antígona" y "Beckett, el honor de Dios".
Lejos de la delicadeza de "La alondra" o el sublime patetismo de "Ardèle
o la margarita", esta "Orquesta..." de 1962 se vuelca a conquistar a un
público parisino más amplio, menos exigente, voluntad que el fecundo
Anouilh sació con holgura, sin por eso olvidar otros compromisos en su
producción posterior.
La particularidad argentina data de 1974, cuando el recordado director
Jorge Petraglia ideó travestir a sus intérpretes varones y dotar a la
obra de una ambigüedad que en aquellos años todavía tenía un perfil
atrevido, que debió enfrentar no pocos prejuicios.
En aquel elenco estaban Hugo Caprera, Alberto Busaid, Santiago Doria,
Alberto Fernández de Rosa, Esteban Peláez, Carlos Marchi y Zelmar Gueñol
y el éxito fue tal que trascendió la escena porteña, se desparramó por
provincias, se dio en veranos marplatenses y viajó por América y España
hasta 1981, con el mismo equipo.
Entre otras, hubo una versión con modificaciones en 2001 dirigida por
Manuel González Gil, donde ya estaban Paccini y Gonzalo, pero la actual
se halla más cerca de la primera, incluida la canción original de María
Elena Walsh y Chico Novarro.
Con una escenografía muy funcional de Patricio Gonzalo y Daniel Cinelli y
un formidable vestuario de Paula Molina, que no sólo atiende a la época
de la acción sino que resalta las características de cada personaje,
tiene en Paccini un director atento y ejemplarmente modesto en la
elección de su criatura, que pasa de lo secundario a momentos de abierta
hilaridad.
El elenco de siete varones ofrece pasajes para que cada cual se luzca
como mejor sabe hacerlo -incluso aquéllos que mayormente brillan en el
drama-, pero hay quienes se lucen más que otros y sería injusto
establecer aquí una escala: el espectador está en las mejores
condiciones para descubrir esos destellos.
"Orquesta de señoritas" se ofrece en el teatro La Comedia, Rodríguez Peña 1062, lunes y martes a las 21.