Once chicos, diez historias y un eje principal, Gabriel
Gavila, performer, actor, director y dramaturgo, que está sucumbiendo el off a
puro golpe. Cada una de sus obras e incursiones es un punto de efecto. No hay
nada porque sí. Si uno de sus boys es musculoso, es porque así lo craneó, si es
flaco, por lo mismo; y si es de aspecto normal, en contraposición con sus
compañeros, por algo habrá sido. De su otra faceta de improvisador, en su
hábitat más normal, Gavila no tiene nada.
Sin vestuarios, ni escenografía más que un telón grafiteado y
con una sincronización de teatro circense o de comedia de puertas, la obra toma
forma. Si no es suficiente la forma de los chicos, equilibradamente parados en
el escenario cuando arranca la función.
Entrando en la sala, se comienza a respirar la trama de “Chicos
feos Vol II”. Su director Gabriel Gavila en rollers recorre el salón principal
de La Sodería, mientras saluda a sus conocidos, al público en general y pide
por favor que apaguen sus celulares. En la puerta, algunos de sus modelos más
simpáticos, se sacan selfies con los espectadores que van ingresando. Las
sillas, puestas como teatro tradicional frente al escenario, muestran que
aunque todo vaya por los carriles anormales del teatro, la ubicación nuestra
será la común.
En esta versión de Chicos, su relato es más doloroso. Poco
colorido, más hundido y por debajo del nivel medio de alegría. Entre las onces
personalidades, encontramos a un hombre que intentó ponerse de novio con una
chica hasta descubrió que era homosexual, un ex actor porno que se vende como
el gran amante humano, un chico angustiado por tener a su madre con alzheimer,
y entre otros más, a quien remeta todo con chistes, pedacitos de cancpones y
demás interrupciones. Al menos le pone una efímera algarabía, a tanta
deshidratación.
Habiendo visto “Chicos malos” y “Chicos feos Vol I”
(íntimo), entendemos que su autor y director bajó en factor sorpresa. Su
confesión en su anterior obra, había sido casi letal, por lo que no quedaba
mucho más que decir que tal vez, este volumen II y nada más.
Una obra entretenida que hace reflexionar a sus espectadores
en el sentido de la vida, de los problemas y de las esperanzas. Con mucha
connotación sexual, como hasta para que un espectador se vaya indignado, con
ironías que apuntan a la cabeza de cada uno de nosotros y con cuerpo sobre exigidos,
tanto en lo físico como en lo artístico. Se vislumbra mucho ensayo, se nota
mucha dedicación y mucho amor por el teatro. Todo esto, menos exagerado o más
desapercibido, es “Chicos” en sus cuatro capítulos.
Todos los viernes a las 23hs.,
en el Espacio Artístico “La Sodería”, Vidal 2549, Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, Argentina. Reservas: 4543-1728. Costo de entrada: $300. Más info: chicosfeosteatro@gmail.com
Por Axel Serrano
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