miércoles, 21 de mayo de 2014

"Carmen, la única"



Carmen se mueve con la irreverencia que le da una belleza única. El poder de la seducción lo maneja a su antojo y uno tras otro van cayendo ante sus movimientos andaluces. Tiene la juventud necesaria para no tenerle miedo a nada y la audacia para siempre ir por más. Ningún amor puede darle terrenalidad, hasta que se topa con “El Camilo”, un director “Made In Hollywood” que llega a Sevilla para conquistar el mundo. Dos potencias se atraviesan y no hay cultura flamenca que pueda con esas pasiones.

“Carmen, la única” se sostiene con fuerza gracias a los interesantes personajes de Lila (Francisco Cantó), Frasquita (Fiorella Camji) y Mercedes (Rocío Galarraga) y brilla por el erotismo de Carmen (Romina González) y la brutalidad de Camilo (Juan Carlos Malpeli) y sus musas. Un vestuario acorde a semejante y pretensiosa iniciativa y una distribución escénica que envuelve al espectador y lo convierte en el principal testigo de todo. Con la barra detrás, unas gitanas de dudosa honestidad que le leen las manos al público y ángeles deambulando la escena, la obra toma cuerpo.

Su director, el mismo Juan Carlos Malpeli, hace que todo sea provocativo. Lo femenino destila sensualidad y lo masculino da temor. Y entre esos distantes extremos, sus diez protagonistas juegan su mejor juego. El de la distracción colorida y cantada, para ocultar la trama entre las sombras. Nada parece y todo es, o por el contrario, todo parece para que nada fuera.

Embrionado en Sevilla, esa que su protagonista endulza con frases como "Sevilla te cuida, Triana te canta y Carmen si tu quieres, te puede amar", la trama hace pie en cuestiones del pasado y de la actualidad, para dejarnos en claro que no importa el tiempo, si no la acción. Argentinismos como el tango “Vuelvo al Sur”, giros flamencos y ronroneos en francés, hacen que todo se disperse de forma que quede en carne viva el dolor de nuestra ya desorientada Carmencita.

“Carmen, la única” podría ser una verdadera joya del teatro si su ambición no fuera tan desmedida. Porque tanto todo, es como mucho. Porque no siempre ama mejor el que más ama. Aún así, excelentes actuaciones, un hilo conductor irrompible y escenas que emocionan como esa pantomima de Broadway con el insolente Camilo animando a placer a sus marionetas.

Una obra muy recomendable que brilla por las noches de domingo en el Conventillo Cultural Abasto.

Todos los domingos a las 20hs., en el Teatro Conventillo Cultural Abasto, Anchorena 575 – C.A.B.A. - Argentina. Reservas: 11-3967-0882. Costo entradas: $70 (Descuentos a estudiantes y jubilados $60).

Por Axel Serrano
@estaenbaires

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