La presencia de Adrián Di Stefano en la inmensa espacialidad
del teatro Colonial, haciendo su versión de Hamlet es arrolladora. Un libro
conocido por todos, una de las historias teatrales más llevadas a cabo en la
historia de la humanidad y sin embargo, en su soledad, ocupa todos los vacíos
que un unipersonal puede dejar. Se desdobla en esfuerzo, en personajes y en
todo. Faltaría que nos vendiera la entrada en la boletería y listo. Porque su
discurso post aplausos demuestra que su pasión puede con todos los roles. Es un
apasionado, y para quien disfrute del teatro clásico, ese muchas veces visto y
comparado, hace una propuesta ideal.
Poco se puede decir sobre la trama de Hamlet, creación de
Williams Shakespeare. Solo centrarse en la propuesta y adaptación de Adrián Di
Stefano, que por un momento sale de su espacio de director, para asumir también
la adaptación y el protagónico. Un solo hombre haciendo de Claudius, Polonio y Horacio,
en un solo vestuario y con diferentes registros vocales. La iluminación acompaña,
mientras la música aumenta la expectativa.
“Hamlet” de Adrián Di Stefano es auténtica, artesanal,
verídica y a pulmón; en un teatro cálido y formal como el Colonial. Una
atractiva propuesta, ideal para quienes nunca hayan visto “Hamlet”, como también
para quienes estén familiarizados con este clásico, y quieran ver una versión
breve pero impactante.
Por Axel Serrano.