Adrián Di
Stéfano nos propone por una hora y media, regresar al México de los 30. Esos
años donde Diego Rivera era un muralista de absoluto prestigio y Frida Kahlo
una mujer adelantada para su época. Dos artistas de esos que superan su tiempo;
él, amante por demás; ella, bisexual, creativa y altanera. Una historia de
pasiones, lealtades, libertades y todo lo que eso conlleva.
Aceptar la
propuesta de su autor, director y actor, es un acierto. Porque por más que
hayamos leído la historia, visto la película “Frida” protagonizada por la bella
Salma Hayek y admirado sus cuadros, tenerla a pocos metros es distinto. Nos
sensibiliza y predispone de otra forma. Y de las muchas obras que vemos
semanalmente, ésta es de las que resuenan. No por el parecido entre la actriz y
la figura en cuestión, sino por la exacta puesta en escena, a la cual jamás
hemos tenido acceso en la vida real. Todo esto fue, pasó y fue cierto. Y
gracias a la magia del teatro, podemos vivirlo de cerca.
Como ya
destacamos, un calco es lo que logra María Rosario Lázaro sobre la inmensa
postal de Frida Kahlo. Su pequeño físico, diametralmente opuesto a su
personalidad, es logrado en todo momento. Admiración y repulsión con escasos
segundos de diferencia. Eso era Frida, al menos lo que sabemos por sus
registros. Más de una centena de autorretratos, que van desfilando, en mucha
menor medida, a lo largo de la obra. A su lado, un irreverente y desinteresado
Diego Rivera, apuntala todo. La obra podría transcurrir sin él, sin Chavela
Vargas y sin León Trotsky, porque lo importante es la pintora, pero con ellos,
las escenas se elevan en importante proporción.
Con un
contundente y homogéneo elenco, la obra progresa en tensión e interés. Con
algunos giros narrativos sacados del cine y diferentes planos para contarnos al
unísono, momentos distintos, la obra aterriza donde uno supone. Un gran logro,
de este animal de teatro como Adrián Di Stéfano, que lleva años dirigiendo al
teatro Colonial, y aquí puso toda su capacidad para exponer a un símbolo latinoamericano
como es Frida Kahlo.
Con “La misma herida”, todos salimos un
poco resentidos (en el sentido literal de la palabra). Porque nunca puede
pasarnos por el costado la vida de una paradigmática mujer como Frida Kahlo.
Todos los sábados a las 21hs., Teatro
Manzana de las Luces, Sala La Ranchería, Perú 272, C.A.B.A., Argentina. Reservas:
4342-7958. Platea $100 Jubilados y Estudiantes $70. Más info: Twitter:
@colonialteatro / Facebook: Teatro Colonial – San Telmo.
Por Axel
Serrano
@estaenbaires
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